VISIÓN INTERNACIONALISTA PARA ATENDER RETOS DE MÉXICO: ENRIQUE MENDOZA

Una visión internacionalista que analiza y reescribe la Historia de México a través del ojo crítico nos otorga las herramientas históricas y metodológicas para entender desde una visión global, universalista y, sobre todo, humanista la nación que hemos construido, así como los retos y responsabilidades que como ciudadanos mexicanos tenemos frente al siglo XXI, sostuvo el diputado Enrique Mendoza Velázquez (PRI) durante la presentación del libro “Dialéctica Histórica: México-Estados Unidos y América Latina”, del investigador Juan María Alponte, organizada por la Fundación Caballero Águila.
En el Museo de Bellas Artes de Toluca, en presencia del presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México, Baruch Delgado Carbajal; el contralor del Poder Legislativo del Estado de México, Victorino Barrios Dávalos, y el presidente de Benemérita Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística del Estado de México (Somegem), Germán García Salgado, el legislador agregó que esta obra posibilita la reflexión de lo que hemos sido y lo que aún podemos aspirar a ser.
Ante María del Pilar Iracheta Cenecorta, investigadora del Colegio Mexiquense y comentarista de la obra; Alejandro Cruz Sánchez, presidente de la Fundación Caballero Águila, y Francisco José Ortiz Campos, 33° MA, Gran Secretario General y Guardasellos del Supremo Consejo de México, Delegado Provincial para el Estado de México, Mendoza Velázquez destacó el hecho de que la presentación de este libro tuvo como marco la exposición pictórica “Una Muestra Imposible”, que consiste en reproducciones de las obras de Leonardo da Vinci, Caravaggio y Rafael.
“Estamos cobijados por obras del arte universal que marcan momentos trascendentales en la historia de la humanidad: el oscurantismo, ubicado en los conceptos de fe, esperanza y caridad, y la diferencia que marcó el renacimiento con los conceptos de justicia, prudencia, fortaleza y templanza, testigos en la realización de este significativo acto”, subrayó.
“Tomemos fuerza de la sabiduría milenaria de las civilizaciones que se desarrollaron en el pasado, su mística inconmovible nos marcará el sendero a transitar, pero sobre todo, nos harán reflexionar sobre la obra humanista de Juan María Alponte, investigación pertinente y provocadora para reconstruir y reescribir nuestra propia historia como nación”.
En su momento, el investigador y filósofo Juan María Alponte indicó que su obra “Dialéctica Histórica: México-Estados Unidos y América Latina” nace en el espacio, el tiempo y la realidad de la amistad con Octavio Paz, quien decía que México no tiene una historia crítica para despejar los fantasmas de la propia historia.
Por esta razón, dijo, proyecté un libro que se planteara revisar de manera crítica las relaciones entre México y Estados Unidos desde su época de independencia. “La reflexión de Octavio Paz me llevó a la conclusión de un libro que planteara la tensión dialéctica de los problemas nacionales que no hemos resuelto a lo largo de nuestra historia moderna”, explicó.
“La conmoción de la violencia cotidiana en el tiempo presente me llevaron a plantearme que no tenemos una historia crítica. Proyecté, entonces, un trabajo que recuperara no los tópicos patriotas o nacionalistas, sino un análisis crítico de los hechos, de manera que esa recuperación enriqueciera nuestra vida y nos proporcionara la posibilidad de ser mejores como nación”, añadió.
Juan María Alponte consideró “indispensable” la creación de una dialéctica que vincule a Estados Unidos con México y América Latina, con el propósito de recuperar las palabras de Octavio Paz. “Esa interpretación proporciona una evidencia de la aventura intelectual que establece como principio que la violencia está precedida siempre por la mentira”.
Por su parte, María del Pilar Iracheta indicó que “Dialéctica Histórica: México-Estados Unidos y América Latina” exhibe con énfasis los procesos independentistas de los mundos anglosajón y latino, así como las consecuencias en ambas relaciones.
La estructura de la obra, abundó, está muy bien pensada por el autor, de manera cronológica, que desecha la estructura lineal, “y como el propio Juan María Alponte nos recuerda: nada es simple, la historia ciertamente no lo es, no puede hablarse sólo de una sucesión de hechos, sino que estos requieren explicación en contraste de su complejidad”.
Comentó que la lectura de la obra implica un constante movimiento entre los espacios y tiempos narrativos; “me hizo pensar en la figura de una espiral que inicia en un centro conectado con sucesivos círculos cada vez más amplios, el centro o eje estructural de la espiral es el año 1776 para los Estados Unidos y 1816 para México, fechas de sus independencias”.
Asimismo, indicó que gracias a la estructura concebida por el autor ambos países y años históricos están conectados por esferas o círculos, los cuales describen y analizan hechos, acontecimientos y procesos ubicados en diferentes ámbitos de la historia mundial, macro regional, nacional y hasta local. “El autor se afilia a la corriente intelectual que pugna por aventurarse más allá de las historias nacionales, ya que un enfoque nacionalista impide la comparación, el contraste, es decir, la dialéctica histórica, entre los procesos históricos analizados y el enfoque internacionalista”, concluyó.