Bajo la Rosa

En la antigua Roma, cuando había una reunión y en la puerta de la entrada se colgaba una rosa, los temas tratados eran confidenciales. (sub rosae)

Por Jorge A. Rosas / jorge.rosas.cuenca@gmail.com

  • El amplio respaldo social de Andrés Manuel López Obrador, una obligación para no desgastar al Estado mexicano.
  • La aprobación del actual presidente no puede convertirse en una losa que se incline peligrosamente hacia el desencanto.

El pasado dos de julio, Andrés Manuel López Obrador se convirtió en el candidato presidencial más votado de la historia de México, y con él, llegó el triunfo de su partido en la Cámara de Senadores y Diputados, así como en gubernaturas y presidencias municipales que lo colocaron, en términos electorales, en un lugar envidiable.

Sin embargo, ese impresionante apoyo de la mayoría de los electores, así como el índice de aprobación y popularidad con el que recibió su Constancia que lo acredita como presidente electo puede también convertirse en una pesada losa que se incline peligrosamente hacia el desencanto.

Aún falta varios meses para poder iniciar su administración formalmente, y ya tiene sobre sí todo el peso de la opinión pública.

Su mensaje en campaña fue preciso para mover el desencanto y enojo de la mayoría de los mexicanos en contra de los dos principales partidos que ya habían detentado el poder y supo transformar ese cansancio en votos.

La contienda electoral ya quedó atrás desde hace mucho, es tiempo de aterrizar su discurso y posicionar los temas que la parezcan más importantes para construir la legitimidad de su gobierno.

A nadie le conviene una administración entrante con un mensaje que cambia cada día de acuerdo a la ocurrencia, por un lado, el tema de la construcción del nuevo aeropuerto, al instante siguiente el tema de un tren que se impulsará como una de las grandes obras de la próxima administración y qué rápidamente se diluye por el tema de descentralizar el gobierno federal y sus posibles implicaciones o incluso por la discusión que su gobierno prefiere el beisbol por encima de otras disciplinas deportivas.

Hoy la comunicación política y gubernamental adquiere un sentido diferente a lo que muchos comunicólogos y jefes de prensa asumen, porque la inmediatez de las redes sociales salta de un tema a otro en cuestión de segundos.

Si algo se le criticó al presidente Enrique Peña fue su falta de claridad en materia de comunicación social, pero a quienes culparon de ello a la actual administración federal, se les olvida que también fue el primer presidente que tuvo que enfrentar el peso de los redes sociales y de su impacto electoral.

El equipo de Andrés Manuel no puede olvidarlo, porque hoy es la figura política de la que más se habla y se comenta, situación, que bien aprovechada puede ser un éxito, o ser un lastre que le obligue a iniciar su administración con una carga de incredulidad que no sólo lo desgaste a él, sino también al Estado mexicano.

Tip:

“La firmeza en la negociación empieza con ser puntuales en el encuentro”

Desde hace varios meses, el Tratado de Libre Comercio (TLC) y su renegociación con Estados unidos y Canadá es parte fundamental de la agenda no sólo del gobierno saliente de Enrique Peña Nieto, sino también del presidente electo Andrés Manuel López Obrador.

Las negociaciones que se llevan a cabo tienen también su urgencia para el presidente de los Estados Unidos, Donal trump, quien tiene que mandar un mensaje de fortaleza sobre la nueva relación comercial con México, tópico, que sin duda marcó gran parte de su mensaje de campaña.

Por lo pronto, el presidente Enrique Peña sabe que prácticamente será imposible que sea él quien pueda firmar la renegociación, porque una vez que se apruebe, tendrá que ser ratificado por la Cámara de Diputados y Senadores para entrar en vigor, sin embargo no hay que perder de vista este tema que a pesar de tener grandes avances, aún tiene ciertas aristas que lo mantienen en las mesas de análisis.

Una de ellas, era la intención de proteger la inversión privada como se planteó en la Reforma Energética de la presente administración, y que puede ser salvada gracias a que ningún tratado puede estar encima de la Constitución Mexicana, y al menos, por el momento, eso está contemplado, veremos en unos meses, cuando la bancada de Morena llegué al Congreso y revise con lupa éste y otros temas.