FANTASMAS DEL PARO UNIVERSITARIO: ¿DEFENSORES DE LA UAEMéx O SABOTEADORES DEL FUTURO?

Por Julio Requena

Por más que se disfracen de revolucionarios o defensores de la universidad pública, hay un tufo de oportunismo en quienes hoy pretenden incendiar la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx) con la amenaza de un paro universitario. Bajo el pretexto de exigir “democracia” en la elección de la próxima rectora, lo que realmente hacen es poner en jaque la estabilidad de una de las instituciones más respetadas del país, sin aportar ni una sola solución concreta a los verdaderos problemas que aquejan a la comunidad estudiantil.

¿Dónde están sus propuestas para garantizar la gratuidad total de la educación pública? ¿Qué han dicho sobre bajar los costos de inscripción, los pagos por exámenes de admisión o los elevados gastos administrativos? ¿Tienen algún plan para mejorar la calidad educativa, ampliar la cobertura de transporte universitario o consolidar una bolsa de trabajo que realmente inserte a los egresados en el mundo laboral? Nada. Silencio. Porque su agenda no pasa por ahí.

En cambio, pretenden paralizar los planteles, desgastar emocional y académicamente a los jóvenes, y desestabilizar una institución solo porque los equipos de las aspirantes perdedoras no saben aceptar la voluntad de una comunidad amplia y diversa. Exigen la cabeza del rector como si eso fuera a resolver mágicamente los retos de la UAEMéx, cuando lo único que buscan es un ajuste de cuentas político disfrazado de protesta estudiantil.

Curiosamente, este amago de paro estalla justo cuando miles de padres ya pagaron la preinscripción, cuando cientos de jóvenes están por presentar sus exámenes de ingreso, y cuando las inscripciones están a la vuelta de la esquina. ¿Es esa la universidad pública que prometen? ¿Una que se paraliza por berrinches políticos y no avanza por el bien de sus estudiantes?

Si esa es la visión de universidad que pretenden imponer los falsos redentores del cambio y la transformación, más vale que la comunidad universitaria —la que sí ama a su Alma Mater— levante la voz.

Porque el futuro de la UAEMéx no puede estar en manos de quienes prefieren destruir antes que construir, de quienes solo saben gritar pero no dialogar, y de quienes creen que la democracia se gana con consignas, no con trabajo serio y propuestas reales.

Caray, si es hacia allá a donde quieren llevar a la UAEMéx, mejor no vamos.