UAEMÉX Y SU GRADUALIDAD MAQUIAVÉLICA HACIA LA GRATUIDAD

Por momentos, uno pensaría que en la Universidad Autónoma del Estado de México tienen un equipo de comedia involuntaria escribiendo sus mensajes hacia la comunidad universitaria. El más reciente, nos presenta un prodigio del realismo mágico administrativo: un descuento del 10% en colegiaturas es presentado como un gran paso hacia la gratuidad educativa. ¡Viva la gratuidad!

Sí, leyó usted bien: 10 por ciento de descuento. No una condonación total, no una política integral de gratuidad, no un modelo de financiamiento innovador. Diez míseros puntos porcentuales que, sumados a los otros diez del semestre pasado, apenas arañan la superficie de un derecho constitucional.

El mensaje viene cargado de frases épicas como “la UAEMéx ha asumido la gratuidad escolar como una oportunidad para asegurar la igualdad”. ¡Qué nobleza! ¡Qué altruismo! Casi se escucha la música de violines de fondo!

Pero hagamos cuentas. Una colegiatura promedio de 4 mil pesos ahora costará 3,600. Es decir, una familia ahorrará 400 pesos… cada semestre. Una cifra tan generosa que con ella podrían comprarse un cuarto de tanque de gasolina, o tal vez una pizza familiar, si no piden bebida. Mientras tanto, la crisis universitaria sigue sin resolverse, los procesos de sucesión están entrampados, y miles de estudiantes siguen sin certeza de cuándo y cómo retomarán clases completas.

Todo esto, claro, aderezado con el típico listado de “logros” que adornan cada mensaje: que si el Potrobús, que si las 46 modalidades de beca, que si el acervo de libros digitales… Casi parece que se están justificando por no haber cumplido con la Ley General de Educación Superior, que desde 2019 establece la gratuidad de la educación superior pública como un mandato, no como una opción.

Porque esa es la gran omisión: no se trata de voluntad institucional, sino de obligación legal. La UAEMéx no está “avanzando” hacia la gratuidad porque se le ocurrió ser generosa; está intentando simular que cumple, cuando en realidad sigue cobrando, aunque ahora lo haga con un pequeño descuentito para disimular.

Y ya que estamos en modo crítico, habría que preguntarle a la administración interina que hoy dice liderar la universidad: ¿cómo pueden hablar de avances cuando la institución sigue atrapada en una disputa interna por el poder? ¿Con qué cara presumen su compromiso con el estudiantado mientras postergan el relevo rectoral, se burlan de la legalidad y juegan a las sillas musicales con encargados de despacho?

Lo dicho: la UAEMéx ha perfeccionado el arte de la simulación. Hoy nos quieren vender como avance lo que, en el fondo, es un intento desesperado de ganar legitimidad a costa de la confusión.

Pero la comunidad universitaria no es ingenua. Sabe que el derecho a la educación gratuita no se resuelve con descuentos de temporada. La educación pública no es una promoción de supermercado.

Y mientras no se tomen decisiones de fondo —reales, valientes, estructurales— lo único que seguirá siendo gratuito en la UAEMéx será el cinismo.