



VALLE DE CHALCO, Méx., 15 de julio de 2025.- La tierra se abre y las autoridades callan. Desde hace una semana, vecinas y vecinos de la colonia San Isidro viven con miedo tras la aparición de un enorme socavón sobre la calle Norte 15, el cual ya alcanza más de 9 metros de diámetro y una profundidad de tres metros, sin que el gobierno municipal encabezado por el alcalde Alan Velasco haya tomado medidas efectivas.
Lo que inició como un simple bache creció rápidamente con las lluvias de los últimos días. Hoy, seis viviendas se encuentran en riesgo directo y más de diez familias temen que el agujero llegue hasta los cimientos de sus casas. “Ya alertamos, ya vino Protección Civil, pero nadie hace nada”, reclaman los habitantes.
Este no es un caso aislado. En la misma calle Norte 15, pero en la colonia Santa Cruz, se han registrado múltiples hundimientos en los últimos cinco años. La diferencia ahora es que el nuevo socavón de San Isidro ya captó la atención de medios nacionales, mientras la respuesta municipal sigue siendo nula.
Vecinos denuncian que el gobierno de Valle de Chalco ha ignorado por años su exigencia de obras hidráulicas y un estudio profundo del subsuelo. “Estamos encima de un pantano y nadie lo quiere aceptar. Esto no es nuevo, solo están esperando que una tragedia nos dé visibilidad”, lamentó una habitante afectada.
Además del evidente riesgo para la seguridad de las personas, organizaciones vecinales advierten que la zona podría volverse inhabitable si no se toman acciones urgentes. Llamaron a la Comisión Nacional del Agua (Conagua), a la gobernadora Delfina Gómez y al Gobierno Federal a intervenir de inmediato.
Hasta ahora, la única respuesta oficial ha sido el acordonamiento con cinta plástica, lo cual no impide que niños, peatones y automóviles transiten peligrosamente cerca del borde de la oquedad. “Esto puede tragar una casa entera en cualquier momento”, advierten los residentes.
Mientras tanto, la tierra sigue cediendo y el temor crece. “Valle de Chalco puede desaparecer”, dicen en redes sociales. Lo cierto es que, en este municipio del oriente mexiquense, el silencio de las autoridades pesa tanto como el riesgo que se expande debajo de los pies de miles de personas.