Dedica Guiseppe Grassi su vida al ciclismo y forja a pedalistas mexiquenses

  • Cuenta que viajó a México a ver a su novia, se quedó y revolucionó el ciclismo en el país y en el Estado de México.
  • Recuerda sus inicios como entrenador de la cantera mexiquense.

Zinacantepec, Estado de México.- Guiseppe Alessandro Grassi Cabacello nació el 15 de febrero de 1943, en Bariano de la provincia de Bérgamo, en Italia, y fue también un 15 de febrero, 32 años después, que motivado por el amor viajó a México, donde se casó con María Luisa Herrera y formó una familia, además de darle impulso al ciclismo en el país y desde 1998 forjar pedalistas mexiquenses.

Para Guissepe, quien vivió sus primeros años en medio de la Segunda Guerra Mundial y la crisis de la posguerra, incursionar en el ciclismo no fue sencillo por las limitaciones económicas y, por consecuencia, el poco acceso a una bicicleta.

Cuando tenía 13 años de edad, gracias a que uno de sus amigos quería competir y tenía dos bicicletas, pudo entrar en este mundo donde ha permanecido a pesar de las dificultades.

“Éramos muchos de familia, entonces no había muchas bicicletas, un amigo en el pueblo quería competir, tenía dos bicicletas una de carrera y otra deportiva, me prestaba la deportiva para que lo acompañara a los entrenamientos, mi intención no era correr, pero el día que fuimos para que se inscribiera al final no quiso, yo ya estaba ahí y al final yo sí competí”, explicó el ahora entrenador.

El expedalista confesó que al principio de su carrera deportiva no era el más destacado para esta disciplina, por el contrario siempre se sintió bien en carreras de atletismo, donde obtenía los primeros lugares de su localidad.

“Siempre seguí, hasta que un día se me prendió el foco de cómo aplicar la fuerza a la bicicleta y ese día cambio todo, después de unos siete meses gané el Mundial”, afirmó Grassi.

El entrenador se coronó campeón en Mundial de medio fondo el 28 de agosto, en Roma, desafortunadamente, estar concentrado para este evento cumbre le impidió asistir al último selectivo de su país rumbo a los Juegos Olímpicos México 1968 y automáticamente quedó marginado de la máxima justa deportiva.

Tan sólo unos meses después, en un velódromo de Bélgica, sufrió un desafortunado accidente, luego de que un pedalista cayera y su manubrio se enganchara con la llanta izquierda de la bicicleta Guiseppe, percance que lo hizo caer de espalda y dañó seriamente sus pulmones, lo que provocó que se tuviera que retirar del ciclismo como deportista y a partir de eso decidió entrar a una Escuela del Deporte, del Comité Olímpico Italiano.

Cuando ya había terminado su carrera, en el año de 1974, un amigo lo invitó a recibir a un grupo de mexicanos que le traerían algunos libros de arte y fue ahí cuando conoció a María Luisa, a quien seguiría hasta tierra azteca.

“Llegué hace 44 años un 15 de febrero, siento que me hizo bien el aire de México, vine a ver a mi señora, que la conocí en Roma, terminando la escuela del deporte, vine a ver, me gustó mucho México y aquí seguimos dando lata”, afirmó el entrenador.

En lo que respecta a su vida laboral, el entrenador detalló que “conocí a Rubén Aguirre cuando estudiaba en la Escuela del Deporte, él me contacto en el Velódromo “Agustín Melgar”, donde conocí a los muchachos y me pidieron que les fuera a ayudar, después empezaron a competir y a ganar, a pesar de que tenían muy poco pedaleando, pero modestamente les había traído la técnica, lo más importante, lo básico, saber aplicar la fuerza a la bicicleta al cien por ciento, el trámite del pedaleo”.

Luego de dos décadas de vivir en la capital nacional el expedalista recibió la invitación para conformar la cantera del ciclismo mexiquense y en 1998 se mudó a la entidad.

“Se empezó a trabajar aquí en el Estado de México, el Gobernador era César Camacho Quiroz y el Director del Deporte, Crisóforo Zárate Machuca, le echamos ganas, lo primero que se hizo fue echar a andar un taller que todavía sigue funcionando, dándole asistencia a todo el mundo sin cobrar, se compraron materiales, bicicletas, refacciones y gracias a eso comenzamos a competir, peleábamos el medallero”, comentó.

Modesto como siempre, Grassi Cabacello concluyó que los resultados de sus pupilos son gracias al trabajo de cada uno y aunque él ha aportado a su formación expresó que es mérito de los atletas ganar en sus respectivas competencias.

Como ejemplo habló de la pedalista mexiquense Carolina Rodríguez de quien dijo que “aquí creció prácticamente en la Deportiva, pero es su mérito, que le echa ganas, que se aplica, que no se fija en los sacrificios que se tienen qué hacer, ha tenido buenas satisfacciones, espero que le falten las más importantes, porque a nivel profesional va empezando, aunque ya lleva varios años”, concluyó.